lunes, 17 de noviembre de 2008

El cafelito

Por fin la UMA pone cartas en el asunto. Una vez más son los propios profesores los que salen al rescate de un alumnado que, desde hace años, viene adoleciendo de una a todas luces preocupante falta de eso que viene llamándose culturilla general; de víctimas de un sistema educativo que pretende "democratizar" el conocimiento bajando los niveles y que lo único que sin duda ha conseguido democratizar es la ignorancia (porque siguen pagándose unos matriculones de aupa, y las becas no solucionan nada), y con ello ponernos en una clara situación de desventaja respecto a los alumnos de otras comunidades autónomas...y ni hablemos de otros paises.
Pues eso. Vengo unos dias oyendo hablar de la subida de los precios en la cafetería. Es inaceptable que la coca cola nos suba veinte céntimos pero nos importa un pito que en derecho hayan tenido que poner clases de apoyo para los nuevos alumnos, que parece ser que no saben escribir ni su nombre sin faltas de ortografía. Pues bien. Creo que la protesta es legítima y han hecho bien en rebelarse si no les parecía justo. Pero tengo compañeros que son ahora excelentes abogados, profesores en la facultad, e incluso un notario de veintiseis añitos, que ya con dieciocho tenía una cara de notario que no se le aguantaba, aunque se trajera el bocadillo de casa y por cierto, se tuviera que ir los fines de semana a cuidar cabras al pueblo.
Lo que quiero decir con ésto es que nos olvidamos de lo verdaderamente importante. Despotricamos acerca de aquello de las "becas-préstamo" porque en nuestra mentalidad no entra devolver un duro de una beca, pero yo he visto la aplicación de ésta medida en Alemania y eso si que consigue democratizar el conocimiento para todos. Os explico: Los universitarios alemanes pagan unos ochenta euros por semestre, y con ello tienen derecho a transporte público gratuíto día,noche y fines de semana y a unas clases de idiomas de una variedad que aquí ni soñamos. Las becas se conceden con criterios económicos bastante más amplios (a mi nunca me han dado becas, y no he podido comprarme con ellas ni sin ellas las motazos ni las miles de cosas supérfluas en las que algunos se dejan la compensatoria enterita), pero su concesión está supeditada a que el becario se dedique realmente a estudiar: tasas, asignación mensual y residencia pública gratuita si hiciese falta. Eso si, lo tienes que aprobar todo curso por año. Becarios y no becarios. La consecuencia de éstas medidas fascistoides es que tuve allí compañeros que eran estudiantes brillantes, que han hecho su carrera con comodidad y dedicándose exclusivamente a formarse, y que én España posiblemente se habrían tenido que poner a trabajar para comer. Y la sociedad se hubiera perdido a unos profesionales excelentes, o quizá, a lo sumo habrian terminado siendo profesionales mediocres, aún gozando de una solvencia intelectual muy superior a la media. Y estarán ahora pagando las cuotas de su beca-préstamo. ¿Y que? Pueden hacerlo sin despeinarse porque con todo ello el "caché" universitario se va por las nubes y tienen unos sueldecitos bastante,bastante lejos de los "mileurillos".
En definitiva, que eso que aquí nos parece de un fascismo insoportable (así me lo argumentó el otro día un amigo), resulta que en otros paises ha sido la herramienta perfecta para democratizar, de verdad el acceso a la universidad. El dinero ni lo pintamos nosotros ni lo pintan los gobiernos. Y lo que aquí derrochamos a manos llenas allí lo gastan en una educación de mucha, mucha calidad (cualquier alumno de primero de carrera habla inglés perfectamente), y encima van muy por delante nuestra en eso que nuestro presi llama "gasto social". Que es un gasto social muy bien gestionado y bien dirigido a esas situaciones en las que de verdad es necesario. Y podía poner mil ejemplos. Pero no me voy a quedar con las ganas de comentaros una cosita que quería comentaros, y no tengo más tiempo para escribir.
Cuando llegué a Alemania, en la reunión que hubo con todos los estudiantes extrangeros, nos preguntaron cuantos idiomas hablábamos. Así, con toda la naturalidad. Toma castaña. Aquello parecía la ONU: compañeros japoneses, coreanos, senegaleses, de sierra leona, rusos, serbios croatas, polacos, franceses, portuqueses, marroquíes, chilenos, mejicanos..., y un largo etcétera. Y la sorpresa fué que mientras unos decían que dos que tres o que cuatro aparte del propio, los españoles estábamos allí en una esquinita con la cabeza gacha...uno, y vamos que nos matamos. ¿No veniamos a aprender alemán? Y yo pensando que hablaba medio bien el inglés (a golpe de cuota en una academia privada, claro)...y éstos teutones me han quitado las tonterías en tres días intentando conversar conmigo en algún idioma en el que me defendiera.
Pero lo importante es la coca cola y la caña de chocolate. Y os dejo que estoy de papeles hasta arriba.

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